Proponen Juicios por Jurado para menores infractores
URUGUAY, MONTEVIDEO Proponen reinstalar los jurados en Uruguay en casos de menores y legítima defensa para que la Justicia "se acerque a la gente" dijo el Dr. Fernandez Vicente (098368078) Leer ahi el anteproyecto
Fue publicado en BUSQUEDA | POLITICA | Pag. 16 | 13/12/2012 (por Javier Benech)-
"Es fácil escuchar que los menores entran por una puerta del juzgado y salen por la otra, pero yo quiero ver si la gente sentada en un banquillo de jurado sanciona tan fácilmente", dijo la Jueza de Menores, Dra Aída Vera Barreto (099185482)
La imagen típica de las películas de cine norteamericanas, en las que un jurado escucha los argumentos de la Fiscalía y de la defensa, delibera sobre el asunto y emite un veredicto al juez, puede transformarse en una realidad en Uruguay si prospera un proyecto de ley que un grupo de abogados, docentes universitarios y ex fiscales presentaron al Parlamento.
El grupo, llamado Juradis, propone que en Uruguay se reinstalen los jurados como una experiencia piloto para los casos en los que participan menores infractores o en los de legítima defensa, dos asuntos sobre los que la sociedad ha debatido con intensidad en los últimos meses y sobre los que la jurisprudencia ha tenido fallos diversos.
El juicio por jurado se previó en la primera Constitución en 1830 y estuvo vigente en Uruguay entre 1908 y 1936, cuando una acusación de soborno al jurado en el famoso "juicio de la Ternera" terminó por desterrar este mecanismo.
Para el profesor grado cuatro de Técnica Forense de la Facultad de Derecho de la Universidad de la República, Dr. Alfredo Fernández Vicente, no es casualidad que el jurado haya sido desterrado por la dictadura de Terra.
Según afirma, lo mismo sucedió en la Italia fascista y en la España del franquismo, ya que se trata de un mecanismo "profundamente democrático" al que los totalitarismos "tratan de huir".
"Se trata de un mecanismo que busca acercar a la gente al sistema de justicia. Lo que busca es dar participación", señaló Fernández.
Para este docente universitario, que es una de las caras visibles del grupo Juradis, la sensación de inseguridad que tiene la gente pasa en gran medida por lo "ajeno que le resulta el sistema".
"El jurado es justamente una manera deque la gente participe en la administración de justicia ?continuó? y no lo vea como algo reservado a los burócratas en lo que no tiene nada que ver".
De hecho, según Fernández Vicente, en los países en los que se ha transitado por esta experiencia lo que se ve es que los jurados terminan en la mayoría de los casos resolviendo de una manera similar a como lo hacían los jueces. "Hay magistrados que lo ven como una amenaza a sus competencias. En realidad, deberían sentirse respaldados, porque tienen nada menos que al soberano sentado al lado", reflexionó.
"En un momento en el que se habla mucho de las formas de democracia directa esto es fantástico, es la participación directa de la ciudadanía en el sistema de justicia", prosiguió.
A su juicio, este mecanismo debe estar reservado para ciertos temas "graves" en los que la valoración de cómo sucedieron los hechos es determinante. "No puede aplicarse a los ladrones de gallinas sino a hechos relevantes", concluyó.
Como experiencia piloto, el grupo Juradis propone comenzar por los delitos que protagonicen los menores de edad y por los casos de presunta legítima defensa, donde se han producido discrepancias entre algunas resoluciones judiciales y la opinión pública.
"Se trata de dos temas muy debatidos en los que la opinión de la gente puede aportar mucho", señaló Fernández.
Elección. Para elegir al jurado, el proyecto propone una serie de pasos sucesivos que aseguren la representatividad e imparcialidad de sus miembros. El primero es elegir una lista de las personas inscriptas para votar en la jurisdicción del juzgado que tiene competencia en el hecho.
La segunda fase implica sortear a 36 personas de esa lista, de modo que queden 12 titulares y dos suplentes por cada uno de ellos.
Luego, se propone un interrogatorio que el juez y el fiscal realizan a los candidatos de modo de detectar eventuales prejuicios o impedimentos que puedan interferir en el caso. Tanto el fiscal como el defensor pueden recusar a los miembros del jurado para garantizar la imparcialidad.
Al mismo tiempo pueden incluirse cuotas de sexo, edad, raza, religión u otras variables de modo de hacer que el grupo tenga una amplia representación.
Las decisiones del jurado tienen que ser tomadas por una mayoría especial de tres cuartos. "En realidad, no inventamos nada. Tomamos las soluciones propuestas por el Código Modelo Iberoamericano", apuntó Fernández.
"Buena idea". La iniciativa ya tiene simpatizantes y detractores. La jueza de menores Aída Vera Barreto considera que se trata de una "buena idea" que puede ayudar a la Justicia en determinados asuntos. "Es importante que la gente se empiece a involucrar porque se habla de los jueces y de la Policía como algo extraño", reflexionó.
"En materia de menores es fácil escuchar que entran por una puerta del juzgado y salen por la otra, pero yo quiero ver si la gente sentada en un banquillo de jurado sanciona tan fácilmente", agregó.
De acuerdo con la jueza, gran parte del éxito de esta iniciativa depende de la elección del jurado. "Es importante que sea variado, que haya un obrero, un profesional, un conductor de ómnibus, para que haya variedad de opiniones".
Según su experiencia, el aporte podría ser "muy útil" en los casos de homicidio culposo, como los accidentes de tránsito, en el que la visión de la ciudadanía puede constituir un aporte importante a la hora de decidir, por ejemplo, si el procesamiento ocurre con o sin prisión.
"No sé cuál puede ser el resultado del debate, pero la discusión de por sí ya es bienvenida", apuntó.
Los jueces penales de adultos tienen más reparos a la iniciativa. Dos magistrados que prefirieron no identificarse dijeron que si bien puede ser un aporte ven que la implementación puede ser "muy difícil".
"Es muy complicado que gente que no tiene formación en Derecho termine decidiendo aspectos técnicos muy complejos", valoró uno de ellos. El otro agregó que es "muy difícil" la elección de un jurado imparcial en una sociedad tan pequeña como la uruguaya.
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